¿Por qué una mujer no siempre sangra en su primera vez?
¿Sigo siendo virgen si uso tampón?, ¿qué diferencia hay en una mujer virgen y una que no?, ¿cuándo el himen se rompe sangra de inmediato?
En torno a la “primera vez” hay un mundo de interrogantes y prejuicios. Sin embargo, no es nuestro papel decir qué es lo correcto y lo incorrecto, pero sí informar. Para ello revelamos el significado de un par de conceptos.
¿Qué es la virginidad?
La Planned Parenthood Federation of America lo define básicamente “como no haber tenido relaciones sexuales”. Esto quiere decir nada se sexo vaginal, oral o anal. Aunque este término se encuentra abierto a muchas interpretaciones, dependiendo la cultura a la que se pertenezca, es una realidad que uno pierde la virginidad cuando por voluntad propia decide practicar algún acto sexual.
¿Por qué una mujer no siempre sangra en su primera vez?
Si hay una relación en la sexualidad femenina llena de “adornos negativos” es la del himen-virginidad. Aún hoy en día, hay quienes esperan ver una mancha enorme de sangre bajo las caderas de una mujer después de la intimidad. Tanto así, que en internet existen artefactos que prometen simularlo.
El que se de este manchado depende más de una cuestión fisiológica que del sexo. Resulta que el himen es una membrana delgada que recubre la abertura de la vagina, y al ser rota sangra, señala la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Pero hay diferentes tipos de himen, y algunos no dejan evidencia alguna.
“La mayoría tiene un himen con un agujero lo suficientemente grande para dejar pasar la menstruación y usar tampones de forma cómoda. Y algunas mujeres incluso nacen con tan poco tejido que parece que no existe”, señala Planned Parenthood Federation of America.
Por otro lado, esta membrana tiende a estirarse y abrirse cuando se anda en bicicleta o se introduce algún objeto.
Una vez roto, el himen no se regenera. Si bien, para algunas culturas es sinónimo de virginidad, debes considerar dos cosas: tener o no sexo no define tu valor como persona y solo tú eliges cuándo y con quién. Todos los seres humanos tienen derecho de sentir placer y no ser juzgados por ello.