Las mujeres con embarazos complicados tienen más posibilidades de ictus o infartos

Son las conclusiones de un estudio pionero desarrollado en el Vall d’Hebron con una cohorte de más de 10.734 mujeres que dieron a luz en este hospital de Barcelona entre el 2010 y el 2015. Entre estas, 2.500 tuvieron alguna complicación durante el embarazo, por lo que fueron sometidas a un seguimiento de entre 6 y 11 años para determinar la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores proponen un revisión de las evaluaciones de riesgo cardiovascular enfocada a las mujeres
Los resultados, publicados en la revista Healthcare, no difieren de los que aportaron estudios previos similares desarrollados en EE.UU. o los países nórdicos, pero por primera vez se refieren a las peculiaridades de la población española. Y esto ayuda a difundir esta realidad entre las mujeres y los profesionales sanitarios.
“Hay encuestas que cuando preguntan a las mujeres cual creen que es la principal causa de muerte la mayoría dicen que es el cáncer de mama, cuando la primera causa en todo el mundo es la enfermedad cardiovscular”, explica María Goya, ginecóloga e investigadora del Vall d’Hebron.
Y la realidad es que los embarazos complicados incrementan en 2,5 veces el riesgo cardiovsacular, revela la investigación. En concreto, un parto prematuro multiplica por cuatro las posibilidades de ictus y tener preclampsia (aumento de la presión arterial durante el embarazo) aumenta cuatro veces el riesgo de padecer un ictus o un infarto.
De promedio, los accidentes cardiovasculares se producen seis años después del parto. Y el riesgo de que se produzcan aumenta significativamente en las mujeres que han tenido más de una complicación: tienen 8 veces mas posibilidades de ictus o infarto que las madres que gestan sin problemas.
A fin de asegurar que la relación entre embarazo y riesgo vascular sea correcta, los investigadores han tenido en cuenta otros factores que influyen, como la edad de la madre, el fumar o la obesidad. Pero hay que investigar más para establecer la causa de esta relación, indican.
Mientras tanto, proponen cambios. “La evaluación del riesgo cardiovascular de la mujer debe cambiar y no solo tener en cuenta los factores clásicos, sino también de género, como el embarazo”, explica la doctora Goya. “El cuerpo de la mujer cambia durante el embarazo, y si lo hace demasiado se producen unos cambios que después del embarazo hay que revertir. Hay que hacer un seguimiento e integrar a estas mujeres en un circuito con controles y analíticas”.
En este nuevo paradigma de prevención de la enfermedad cardiovascular en un grupo que se ha descubierto vulnerable, el Vall d’Hebron trabaja en un sistema automático para transmitir la información sobre estas mujeres a sus centros de atención primaria. De esta manera debería crearse un circuito de control presencial o telemático para ofrecer recomendaciones de salud y realizar controles de los signos de enfermedad cardiovascular. “Si detectamos alguna alteración podemos realizar un tratamiento más proactivo del que estamos realizando en la actualidad”, dice la ginecóloga.
El estudio ha sido liderado por el servicio de Obstetricia y Ginecología del hospital Vall d’Hebron y el grupo de Medicina Interna y Fetal de instituto de investigación del centro (VHIR), con la colaboración de unidades de investigación y atención de enfermedades cardiovasculares de diversos centros.