Las tres claves para enseñar a ahorrar a tus hijos

Para gozar de una buena salud financiera familiar, es importante enseñar a los hijos a diferenciar entre ingresos, gastos y ahorro, entre otros conceptos, y a establecer objetivos y metas de ahorro.
Tener una base de educación y cultura financiera resulta fundamental en el día a día de cualquier persona. Manejar los ingresos, hacer frente a pagos y costes, pedir un préstamo o disponer de un ahorro para el futuro son cuestiones a las que, antes o después, hay que hacerles frente. Por ello, cuánto antes se empiece a gestionar la economía personal, mejor.
Explicar a los jóvenes y pequeños de la casa qué pueden y deben hacer con su dinero es fundamental, tanto para ellos mismos como para la familia en su conjunto. Hablar del dinero con naturalidad, enseñarles a planificar y dar con un método son algunas de las claves para entender el valor del dinero y del ahorro.
1. Hablar de dinero
El primer paso para que los más pequeños de la casa tengan una buena educación financiera es hablar de dinero con naturalidad y tranquilidad: explicar qué son los ingresos y los gastos y otros conceptos financieros como beneficio o interés o por qué es importante ahorrar.
En ese sentido, también es importante charlar sobre cómo se organiza la economía familiar y dar ejemplo con las buenas prácticas que se llevan a cabo en casa: si se ahorra mes a mes para las vacaciones de verano, si hay un pequeño fondo para imprevistos, por qué un día es mejor cenar en casa a salir a un restaurante...
2. Ayudar a planificar
Para que niños y adolescentes comiencen a ahorrar, es esencial ayudarles a establecer una meta: cuánto ahorrar, para qué y en qué periodo de tiempo. Para determinar la cantidad, se puede definir una cifra o un porcentaje en relación a los ingresos recibidos, lo que permitirá, por ejemplo, un mayor ahorro en momentos como Navidad o cumpleaños, donde se suele recibir más dinero.
Sobre la periodicidad, lo más sencillo es establecer metas semanales cuando son más pequeños, para que no pierdan la motivación y comprendan que es algo realista y alcanzable, y prolongar a retos mensuales en el caso de adolescentes.
Todo ello conviene registrarlo en un documento o presupuesto que contemple ingresos, gastos y ahorro. También deben anotarse, de cara a ir progresando, los gastos hormiga, esos pequeños desembolsos no planificados que, a priori, no se notan, pero sí disminuyen la capacidad adquisitiva.
3. Establecer un método
Para cumplir con la planificación y metas propuestas, se puede recurrir a diferentes métodos. El de las cuatro huchas, por ejemplo, ideado por el empresario y escritor Harv Eker, consiste en repartir los ingresos de acuerdo a: gastos obligatorios, como puede ser el teléfono móvil; ahorro e inversión, destinado a un viaje o a una nueva consola de videojuegos, por ejemplo; ocio, como una comida con amigos o una salida al cine; y solidaridad, con el objetivo de adquirir conciencia social.
Existen otras técnicas a las que recurrir, como el reto de las 52 semanas, el método Kabebo, la regla de 50/30/20, el método APL...Se pueden investigar juntos y escoger la opción que mejor se adapte a cada familia.
Portucuenta: banca digital para familias
Fijar límites y cantidades de gasto, gestionar los pagos con tarjeta y autorizar transferencias y Bizums. Esas son algunas de las posibilidades que ofrece Portucuenta, el servicio que Ibercaja pone a disposición de las familias para gestionar la economía de los jóvenes de entre 14 y 17 años. No se trata de una cuenta corriente, sino una herramienta que se vincula a las cuentas de los progenitores y de los propios hijos, que además suelen contar con buenas condiciones y estar exentas de comisiones.
Este sistema es el acompañamiento perfecto para que los hijos puedan dar sus primeros pasos financieros, manejar su dinero, comenzar a ahorrar y aprender a planificar según sus ingresos y gastos. Es muy accesible y práctico y se adapta a las necesidades de cada familia, dando cierta libertad a los pequeños de la casa y mucha tranquilidad a los mayores.