Reforma fiscal: ¿Cómo impactaría el bolsillo de los hogares dominicanos?
La posibilidad de una reforma fiscal en República Dominicana ha generado debates. En la actualidad, se reconoce la urgencia de abordar este tema, pero surge la incógnita: ¿cómo afectaría esto a la economía personal de los dominicanos, especialmente de los más desfavorecidos?
Cibeles Jiménez, experta en gestión integral de riesgos y gobierno corporativo, así como en finanzas personales, explica a elDinero que cualquier reforma fiscal que implique un aumento en impuestos o su aplicación a bienes y servicios esenciales hasta ahora exentos tendría un impacto directo en los bolsillos de las familias.
Enfatiza que los trabajadores asalariados serían los más perjudicados, ya que sus ingresos no se ajustan con la misma velocidad que la inflación ni las nuevas imposiciones, especialmente aquellos cuyos sueldos se sitúan por debajo del mínimo vital de la canasta básica familiar.
Jiménez detalla que estos hogares destinan gran parte de sus ingresos a necesidades básicas como alimentación, vivienda, transporte y servicios públicos. “Un aumento en los impuestos sobre estos bienes y servicios esenciales implicaría un incremento directo en el costo de vida y dado que estas familias ya operan con presupuestos ajustados, cualquier incremento en los gastos puede desestabilizar su economía”, recalca Jiménez, directora ejecutiva del Club de Gestión de Riesgos de República Dominicana.
La especialista reconoce que, aunque es posible que una eventual reforma fiscal no afecte directamente a productos y servicios básicos, sí podría hacerlo indirectamente si las empresas trasladan el aumento de costos fiscales a los consumidores. Este escenario podría desencadenar una espiral de alzas de precios que golpearía aún más a quienes tienen menos capacidad adquisitiva.
En segundo lugar, destaca que la capacidad de ahorro de estos hogares se vería significativamente comprometida. En la actualidad, muchas familias con menores ingresos apenas logran ahorrar, y un incremento en los impuestos reduciría aún más su capacidad para reservar fondos de emergencias o de futuras inversiones.
Un aumento en gravámenes directos como el impuesto sobre la renta (ISR) disminuiría el dinero disponible para gastos diarios, mientras que los indirectos como el impuesto a la transferencia de bienes industrializados y servicios (ITBIS) más elevados aumentarían los precios de bienes esenciales, impactando severamente a familias de ingresos medios y bajos. Esa situación podría llevar a las empresas a trasladar los costos fiscales a los consumidores, afectando salarios e ingresos personales, dijo la experta.
Impacto en el empleo
Cualquier medida debe considerar el impacto al empleo. Jiménez citó que las pequeñas y medianas empresas (pymes) podrían verse obligadas a reducir su personal para compensar el aumento de la carga fiscal.
Esto afectaría directamente a las familias trabajadoras, reduciendo sus ingresos disponibles, afectando drásticamente tres aspectos: costo de la vida, reducción de la capacidad de ahorro e inversión y posible incremento del endeudamiento para cubrir gastos básicos.
“Esto podría incrementar la pobreza y la desigualdad social en nuestro país”, advirtió.
Informalidad
Otro impacto podría ser el aumento de la informalidad. En un intento por evitar la carga fiscal, tanto empleados como empleadores podrían recurrir a actividades fuera del sistema formal, lo cual no solo reduce la recaudación fiscal, sino que afecta la protección social y los beneficios laborales de los trabajadores, disminuyendo aún más su seguridad financiera.
“Una reforma fiscal podría afectar los ingresos personales de varias maneras, disminuyendo el poder adquisitivo y reduciendo la cantidad de dinero disponible para gastar, ahorrar o invertir después de cubrir las necesidades básicas”, recalcó.
Jiménez sugiere que la reforma ideal para no impactar drásticamente las finanzas personales debe ser progresiva, con una aplicación escalonada para permitir la adaptación del presupuesto de los hogares a los nuevos ingresos.
También propone mantener exenciones fiscales y subsidios para productos y servicios esenciales, así como implementar incentivos y apoyos a las pequeñas y medianas empresas (pymes) para impulsar la economía y el empleo.
También destaca la importancia de garantizar que los impuestos recaudados se inviertan en servicios públicos esenciales como agua potable, salud, educación, energía eléctrica u otros para mejorar la calidad de vida y reducir la desigualdad social.
“Este enfoque ayudaría a mitigar el impacto negativo en las finanzas personales de los hogares de clase media baja y baja, promoviendo una mayor equidad y sostenibilidad económica en el país”, puntualiza Jiménez.
¿Invertir o ahorrar?
En un escenario de reforma fiscal, la experta en riesgo exhorta a fortalecer un fondo de ahorro o emergencia. ¿La razón? Este fondo proporciona una red de seguridad ante imprevistos financieros, lo cual es crucial en tiempos de incertidumbre económica.
“Una vez creado ese fondo de emergencia, adaptado a tu perfil de ingresos y gastos (no todos son iguales ni todos necesitan los seis meses que dice la literatura común de finanzas personales) y estabilizada la situación, se pueden considerar inversiones”, recomienda la experta en finanzas.
Impacto versus acción
Posibilidad
- Costo de vida. Aumento en el precio de alimentos, transporte, medicinas, esparcimiento y servicios públicos.
- Ahorro e inversión. Reducción de la capacidad de ahorro y menores oportunidades para invertir.
- Endeudamiento. Posible incremento en la necesidad de recurrir al crédito para cubrir gastos básicos.
Prevención
- Presupuesto realista. Priorizar gastos esenciales y reducir gastos no indispensables.
- Diversificar ingresos. Buscar fuentes adicionales de ingresos, como trabajos “freelance” o emprendimientos.
- Educación financiera. Capacitarse en gestión financiera para optimizar el uso de recursos y tomar decisiones inteligentes.