La anorexia tiene origen metabólico, no solo en la mente (como se creía)

A una nueva conclusión llegaron científicos británicos y estadounidenses: La anorexia tiene un origen metabólico y no psiquiátrico como se creía.

Así lo dieron a conocer en un estudio publicado por la revista Nature, donde identificaron ocho mutaciones genéticas vinculadas a la anorexia nerviosa.

 

 

Los científicos combinaron datos recolectados por la Iniciativa de Genética de la Anorexia Nerviosa y el Consorcio de Genómica Psiquiátrica.

De este modo, se incluyeron 16,992 casos de anorexia nerviosa y 55,525 controles de 17 países de Norteamérica, Europa y Australasia.

Fernando Fernández-Aranda y Susana Jiménez-Murcia, dos de los autores del trabajo e investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) en Hospitalet de Llobregat (España), explican que cuando se mira a qué se asocian estas ocho áreas del genoma, se ve que se relacionan a otros trastornos psiquiátricos, a trastornos metabólicos o a situaciones relacionadas con aspectos endocrinos, índice de masa corporal u obesidad.

De igual forma, las variables genéticas implicadas en la anorexia nerviosa se asocian con otros trastornos psiquiátricos como el trastorno obsesivo-compulsivo, la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia. 

Señales de alarma:

Restringir la ingesta de alimentos.

Realizar dietas muy severas.

Restringir la comida poco a popo llegando incluso a comer extremadamente poco.

Evitar como ciertos alimentos por ser considerados "prohibidos".

Rituales obsesivos en la alimentación.

Desmenuzar los alimentos en porciones excesivamente pequeñas.

Saborear el alimento lentamente, con el fin de haber ingerido una escasa cantidad del mismo en el lapso de tiempo asignado a la comida.

Control de las calorías ingeridas.

Llevar agenda calórica.

Actividad física excesiva.

Pesarse varias veces al día, desnudo y con balanzas exactas.

Ayunar periódicamente, en ocasiones durante varios días.

Constante preocupación acerca de la comida.

Análisis exhaustivo de las formas corporales.

Síntomas 

Pérdida de más del 15% del peso ideal.

Negación de la enfermedad; conductas de ocultamiento.

Pérdida de apetito.

Dolor abdominal y estreñimiento.

Calambres musculares.

Atrofia muscular y prominencias óseas: costillas y escápulas visibles.

Excesiva sensibilidad al frío.

Piel pálido-amarillenta, reseca.

Puede haber acné y pérdida significativa del cabello, debido a anemia y trastornos hormonales.

Debilidad y mareos.

Palpitaciones e hipotensión.

Halitosis (mal aliento).

Propensión a las infecciones como anginas de repetición, bronquitis, resfriados frecuentes

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