Los beneficios del yoga en embarazadas: reducir el estrés, el insomnio o el dolor lumbar

Sobre un tatami, un grupo de mujeres embarazadas se sientan en círculo y reproducen con sus piernas la silueta de una mariposa, un ejercicio que les ayudará a adquirir mayor movilidad y flexibilidad de las caderas. A este primer ejercicio le siguen otros como la postura del gato o de la montaña. Sesiones de yoga que, practicadas durante la gestación, ayudan a incrementar la relajación, reduciendo la ansiedad, el estrés o el insomnio, y también disminuyen las molestias físicas, como el dolor lumbar o los calambres musculares.

Interesados por profundizar en los beneficios que esta disciplina posee para las mujeres en estado de gestación, un grupo de especialistas de la Escuela de Enfermería y Obstetricia del Trinity College de la Universidad de Dublín ha realizado una revisión sistemática y metanálisis. Publicado en la revista BMC Embarazo y Parto con el título Las características y efectividad de las intervenciones de yoga durante el embarazo, el estudio concluye que el yoga posee efectos positivos durante el embarazo no solo sobre la ansiedad, la depresión o el estrés percibido, sino también en la duración del parto, el tratamiento de dolor y la duración del mismo.

Practicar ejercicio físico, en general, durante la gestación se considera esencial para la salud materna, para una mejor evolución del embarazo y, en consecuencia, para el bienestar fetal. En cuanto a la práctica de yoga, el doctor Raúl Villasevil Villasevil, facultativo especialista de la Unidad de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, opina que “se trata de una práctica segura durante este periodo de la vida de la mujer y parece tener efectos muy beneficiosos tanto desde el punto de vista físico como emocional, por lo que su práctica durante la gestación es muy recomendable. Tal y como señala el artículo, el yoga mejora el estrés percibido por la gestante, así como los síntomas ansioso-depresivos, constituyendo una actividad muy positiva en la esfera psicoemocional de la mujer embarazada”.

Una opinión que coincide con la de María De la Calle, obstetra jefa de sección de embarazo de riesgo del madrileño Hospital Universitario de La Paz. A los beneficios enumerados por los anteriores expertos, ella añade otros como las mejoras que su práctica aporta frente a la disminución de la capacidad respiratoria, la hiperlordosis lumbar —deformación patológica de la columna vertebral—, el aumento del gasto cardíaco, la estasis venosa —afección que consiste en la circulación lenta de la sangre en las venas— y la retención de líquido en miembros inferiores que suele sufrir la mujer durante la gestación. “El estrés del parto es un momento importante para practicar la respiración y la meditación que el yoga aporta. Y, en el postparto, esta práctica contribuye a la recuperación tanto física como emocional y permite a la mujer tener un espacio para dedicarse a sí misma”, asegura.

Sin embargo, aunque lo normal es que esta disciplina pueda practicarse durante todo el embarazo, es conveniente, según señala el doctor Raúl Villasevil Villasevil, “que la paciente lo adapte a su condición física concreta, sobre todo si nunca lo ha practicado antes, desaconsejándose en ambientes húmedos o con temperatura elevada, como puede ser el bikram yoga”. De la Calle también desaconseja practicar un yoga más físico, “por ejemplo, en aquellos casos en los que las gestantes tienen riesgo de parto prematuro o con riesgo de sangrado (como en la amenaza de aborto, hematomas, placenta previa) y tengan que permanecer en reposo. En estos casos, es más aconsejable incorporar un yoga más meditativo, en el que se trabaja la respiración”.

Por su parte, la doctora Anna Suy, presidenta de la sección de Perinatología de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, también incide en la necesidad de que la gestante, a la hora de practicarlo, tenga en cuenta algunas posiciones o posturas, así como la intensidad y frecuencia del ejercicio. “Sobre todo, que su práctica esté guiada por profesionales con experiencia en el embarazo. Hay que tener en cuenta que la realización de yoga, como de cualquier otro ejercicio durante esta etapa, debe adaptarse a cada una de las embarazadas, teniendo en cuenta tanto su condición física como su embarazo, por los riesgos asociados a su propia condición de embarazada, cómo se encuentre o a la situación del bebé”, precisa. Porque, como argumenta la doctora Suy, “no todos los embarazos son de bajo riesgo, pues los hay de alto riesgo, ya sea por enfermedades de la mamá o del bebé. Por eso, cada una de las mujeres embarazadas debe preguntar a su obstetra o ginecólogo o a la matrona si puede realizar ese ejercicio”.

Si el especialista da su visto bueno, Villasevil recomienda practicar “una o dos sesiones semanales de aproximadamente una hora, que deberá ser adaptada a la evolución del embarazo y a cómo se encuentre la propia gestante en cada trimestre”.

Cuatro mujeres embarazadas practican yoga.

Para llevar un buen embarazo, al igual que para llevar una vida saludable en cualquier momento de nuestra vida, es bueno practicar ejercicio físico y también incorporar técnicas que potencien el bienestar, “como implementar una dieta saludable, participar en grupos de embarazadas, evitar el aislamiento durante el embarazo. Y el yoga no deja de ser una técnica que favorece la relajación, aunque en sí no se considera una actividad física cardiovascular. Así que sería una de las prácticas que pueden hacer durante el embarazo, aunque habría otros ejercicios que, en algunos casos, serían igualmente recomendables”, explica Suy.

En referencia al dato que incluye el estudio sobre la posibilidad de que la práctica de yoga durante el embarazo reduzca el parto en dos horas, Villasevil lo trata con cautela. “El artículo nos dice que la reducción en la duración del trabajo de parto se objetivó incluyendo estudios con alto riesgo de estar sesgados. Y una vez retirados esos estudios, no habría diferencias en cuanto a la duración del parto. Para poder afirmar con mayor contundencia que el yoga acorta el parto, serían necesarios estudios con mayor número de pacientes y un mejor diseño que eviten los sesgos. Por lo tanto, actualmente no se dispone de una evidencia tan clara en relación con este punto”.

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